BlogPequeños gestos, gran impacto: cómo la compasión del cuidador fomenta el crecimiento en el cuidado de la pérdida de memoria

Pequeños gestos, gran impacto: cómo la compasión del cuidador fomenta el crecimiento en el cuidado de la pérdida de memoria

imagen principal del blog

"Los grandes actos se componen de pequeños actos".

-Lao Tzu

En el corazón de Nueva Jersey, entre una población próspera y recuerdos entrañables, está surgiendo una preocupación sutil pero acuciante: la pérdida de memoria entre los adultos mayores. A medida que las personas envejecen, la prevalencia de afecciones relacionadas con la memoria, como la enfermedad de Alzheimer, es cada vez mayor, lo que repercute no solo en las personas afectadas, sino también en sus familias y comunidades.

La Alzheimer's Association informa de que, en la actualidad, aproximadamente 190.000 ancianos de Nueva Jersey padecen la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, con las proyecciones que indican un asombroso aumento del 52% en los pacientes con demencia para 2043, el tema de la pérdida de memoria exige una atención delicada y reflexiva.

Perder los recuerdos de los seres queridos y experimentar cambios en el estado de ánimo, la actitud y el bienestar mental puede ser profundamente desorientador. En esos momentos, los cuidadores surgen como faros de compasión, armados de paciencia, empatía y una profunda conciencia de las necesidades de sus pacientes. Comprenden que incluso los gestos más pequeños pueden tener un profundo impacto en las vidas de quienes están a su cuidado.

Comprender la pérdida de memoria

La pérdida de memoria, a menudo denominada amnesia, puede afectar a cualquier edad y a diversos aspectos de nuestro bienestar. Se manifiesta a través de actos sencillos como extraviar objetos, experimentar olvidos fugaces y luchar contra una menor capacidad de atención.

Esta afección puede deberse a diversos factores, como el proceso natural de envejecimiento, hábitos alimentarios poco saludables, abuso de sustancias, complicaciones renales o hepáticas, estrés, trastornos del sueño e incluso traumatismos craneoencefálicos, como conmociones cerebrales.

La pérdida de memoria no consiste sólo en olvidar pequeños detalles o perder el rastro de objetos; puede ser mucho más profunda. La pérdida de memoria, o amnesia, puede representar un reto en sí misma. A menudo es señal de trastornos subyacentes como el deterioro cognitivo leve, la demencia o la enfermedad de Alzheimer.

En este ámbito, la pérdida de memoria se manifiesta de dos formas principales: pérdida de memoria aguda y pérdida de memoria progresiva. Cada una de ellas presenta su propio conjunto de retos e implicaciones para los afectados.

La pérdida de memoria aguda, o amnesia, suele producirse debido a un efecto inmediato o a una lesión cerebral que afecta al proceso de la memoria.A diferencia de la pérdida de memoria aguda, la pérdida de memoria progresiva se produce a lo largo de un periodo prolongado y puede deberse a un deterioro cognitivo leve o a una demencia, como la enfermedad de Alzheimer, la demencia vascular, la demencia con cuerpos de Lewy o la demencia frontotemporal.
Los pacientes con pérdida aguda de memoria experimentan cambios como incapacidad para recordar acontecimientos que les han sucedido, dificultad para recordar caras y nombres, olvido de lugares y direcciones, y confabulación. (La confabulación es una forma de recuerdo en la que el paciente rellena su memoria o recuerda detalles con partes falsas o distorsionadas).
Los pacientes con pérdida de memoria progresiva experimentan gradualmente problemas en sus capacidades para pensar, comprender y controlar sus movimientos, lenguaje, visión, capacidad de atención y habla. También experimentan problemas con su estado de ánimo y su comportamiento.

Las personas que sufren pérdida de memoria necesitan muchos cuidados, paciencia y un apoyo inquebrantable. Su camino está plagado de obstáculos, que a menudo dificultan su participación en actividades cotidianas que podrían mejorar su bienestar general.

El poder curativo de las actividades significativas

Es fundamental que los pacientes que sufren pérdida de memoria tengan una sensación de normalidad, ya que la enfermedad puede llevarles a retirarse de las interacciones y actividades con su familia, amigos y seres queridos. Participar en actividades significativas les brinda la oportunidad de llevar una vida plena y expresiva. A continuación se indican varias actividades en las que los cuidadores pueden involucrar a los pacientes para facilitar la autoexpresión y el sentido de propósito.

Jardinería:

La Alzheimer's Society destaca la importancia de la jardinería para las personas con demencia, afirmando que "para las personas que viven con demencia, el bienestar también está ligado a la capacidad de disfrutar de actividades familiares y que cultiven un sentimiento de confort. La jardinería encabeza esa lista".

Uno de nuestros pacientes de Emerest Health of New Jersey mostraba signos tempranos de pérdida de memoria. Sentía una profunda pasión por la jardinería, un rasgo que observó su cuidador. Juntos, transformaron su descuidado patio en un pintoresco oasis ajardinado, adornado con plantas y flores fáciles de cuidar.

A medida que el jardín florecía, también lo hacía su ánimo. El simple hecho de cuidarlo a diario le infundió una sensación de normalidad, propósito y alegría. Además, esta tarea compartida estrechó el vínculo entre el cuidador y el paciente. La jardinería no consiste sólo en cuidar las plantas, sino también la mente y el alma.

Ya se trate de un jardín móvil, de interior o de exterior, la jardinería estimula los sentidos de los pacientes, fomenta la conexión con la naturaleza e incluso se cree que reduce el riesgo de padecer Alzheimer. Además, es suave para el cuerpo, mejora el estado de ánimo y el bienestar mental y potencia la fuerza y el equilibrio.

Lectura:

En el ámbito del cuidado de la memoria, la lectura también es un poderoso aliado. Un estudio publicado en Neurology en 2021 sugiere que la lectura puede retrasar hasta cinco años la aparición de la demencia. Además, la lectura estimula la memoria, la cognición y las conexiones emocionales, proporcionando ejercicio mental y compromiso social a los pacientes con pérdida de memoria.

Ya sean novelas cortas, artículos de prensa o poesía, la lectura ejercita activamente el cerebro y ayuda a retener la memoria.

Pintura:

El arte es una hermosa vía de autoexpresión y liberación emocional. La pintura permite a los pacientes crear nuevos recuerdos ligados a sus esfuerzos artísticos, fomentando una sensación de logro. Los cuidadores también pueden participar en estas sesiones de pintura, fomentando un espacio seguro para la relajación y promoviendo una sensación de confort para los pacientes.

Los desafíos emocionales no deseados que conlleva la pérdida de memoria son inevitables. La pintura puede servir como salida terapéutica, ofreciendo consuelo y empoderamiento.

Música y danza:

La música tiene una capacidad única para calmar el alma y levantar el ánimo. Cuando se combina con la danza, se convierte en una poderosa forma de terapia que une a las personas y alivia el estrés y la confusión emocional.

Al incorporar la música y la danza a las rutinas de cuidado de los pacientes, los cuidadores pueden ofrecerles una vía para liberarse de la ansiedad, la depresión y la tristeza, fomentando el bienestar emocional y la conexión.

Reminiscencia:

Por último, reflexionar sobre los recuerdos más queridos puede ser una potente herramienta para combatir la depresión. Los auxiliares sanitarios a domicilio pueden fomentarlo recordando acontecimientos y aspectos positivos de la vida del paciente, utilizando diversos refuerzos como videoclips, fotos y música.

Participar en estas conversaciones con interés y atención genuinos ayuda a los pacientes a sentirse relajados y valorados, fomentando una sensación de bienestar y conexión con sus seres queridos.

La iniciativa del cuidador

La pérdida de memoria suele ir acompañada de cambios significativos en el comportamiento, el estado de ánimo y el lenguaje. Esto puede manifestarse en sentimientos como agitación, apatía y ansiedad, que plantean retos a los cuidadores. Por lo tanto, los auxiliares sanitarios a domicilio deben dar prioridad a comprender a fondo las condiciones de salud de los pacientes, garantizando una comunicación eficaz y un apoyo adaptado. A continuación se recomiendan algunos consejos para lograrlo:

  1. Administrar cuidados y promover actividades beneficiosas adaptadas a las necesidades del individuo.
  2. Iniciar la comunicación con las familias de los pacientes para conocer mejor sus antecedentes y preferencias.
  3. Comunicarse eficazmente con los pacientes demostrando paciencia, humor y sensibilidad a las señales no verbales.
  4. Fomentar actividades físicas adecuadas a las capacidades de los pacientes para mejorar la salud física y el bienestar emocional.
  5. Seleccionar actividades mentales y creativas que estimulen la función cognitiva y permitan la autoexpresión.
  6. Velar por que los pacientes mantengan una dieta sana y una higiene personal que favorezcan su bienestar general.
  7. Ejemplificar la paciencia y la compasión al prestar cuidados y fomentar las conexiones con los pacientes, la familia y el entorno.

Impacto en el paciente

Con sus gestos genuinos, los cuidadores crean un entorno enriquecedor en el que los pacientes se sienten valorados, seguros y comprendidos. Ya sea a través de conversaciones sinceras, actividades compartidas o momentos de tranquila compañía, los cuidadores dejan una huella indeleble en la vida de las personas a las que atienden. Por eso, los consejos y ánimos que recomiendan a las personas mayores que se enfrentan a la pérdida de memoria tienen un valor incalculable. Establecer una estructura, fomentar las relaciones sociales, aumentar la confianza en uno mismo y ofrecer apoyo emocional son sólo algunas de las formas en que los auxiliares sanitarios a domicilio pueden influir profundamente en las personas a su cargo.

Crear estructura:

Fomentar la participación diaria en actividades bien organizadas y menos extenuantes ayuda a establecer una sensación de normalidad y rutina para los pacientes. Esto les proporciona algo que anticipar y esperar cada día, lo que contribuye a mejorar su salud mental.

Fomentar la socialización:

Las interacciones amables y compasivas entre cuidadores y pacientes fomentan una sensación de seguridad y confort. Estas conexiones significativas no sólo fomentan la socialización con los cuidadores, otros pacientes y seres queridos, sino que también ayudan a prevenir el aislamiento y el retraimiento social, lo que en última instancia conduce a mejores resultados de salud.

Fomentar la confianza en uno mismo:

Los pacientes que sufren pérdida de memoria suelen recordar cada vez menos acontecimientos importantes de su vida, lo que les produce frustración y les resta confianza en sí mismos. Muchos cuidadores tienen el potencial de hacer, y hacen, un esfuerzo adicional para que los pacientes participen en actividades adaptadas y sin estrés que refuercen sus capacidades. Con el tiempo, esto reconstruye gradualmente su confianza.

Estabilidad emocional:

La pérdida de memoria suele ir acompañada de emociones abrumadoras como la tristeza, la ansiedad y la frustración. Los gestos y actividades que involucran la mente y el corazón aportan alegría y un sentimiento de valía a los pacientes, reforzando su autoestima. Con paciencia y compasión, los cuidadores ayudan a estabilizar las emociones de los pacientes, fomentando su bienestar emocional.

Lección aprendida

Los actos de compasión y empatía, por pequeños que sean, dejan una profunda huella tanto en los pacientes como en los cuidadores. Desde paseos tranquilos hasta cuidar jardines, leer, cantar y compartir risas, cada acto de compasión y empatía, por modesto que sea, contribuye a crear recuerdos entrañables para los pacientes. Los cuidadores, mediante esfuerzos intencionados, son capaces de forjar relaciones de confianza con los pacientes, aliviando emociones como la ansiedad, el abandono y la soledad. Este vínculo fomenta la confianza en uno mismo, la determinación y la estimulación mental, lo que en última instancia favorece una mejor salud y vínculos más fuertes con la familia, los amigos y los cuidadores.

A través de interacciones intencionadas, los cuidadores se familiarizan con los pacientes, fomentando la confianza y la comprensión. Este enfoque intencional calma emociones como la ansiedad y la negligencia, al tiempo que permite a los pacientes cultivar la confianza en sí mismos, el propósito y las conexiones significativas. A medida que los pacientes participan en actividades que estimulan su mente y su cuerpo, mejoran gradualmente su bienestar general y estrechan lazos con sus cuidadores y compañeros de residencia.

Conclusión

En medio de las incertidumbres de la vida, los actos sencillos de amor y cuidado tienen el poder de reavivar la esperanza en quienes se enfrentan a retos. Para las personas que se enfrentan a la pérdida de memoria, el camino suele estar plagado de trastornos emocionales, que hacen que sus seres queridos luchen por sobrellevarlos. Sin embargo, los actos de amor, apoyo y empatía alivian la carga y ofrecen consuelo en medio de la confusión.

La comunicación eficaz, la risa compartida y la participación en actividades significativas pueden parecer pequeñas cosas, pero su impacto es profundo. Desde leer juntos hasta gestos atentos de consuelo, estos actos crean un entorno de apoyo que nutre tanto a los pacientes como a los cuidadores.