Blog9 consejos esenciales para prevenir las caídas de las personas mayores

9 consejos esenciales para prevenir las caídas de las personas mayores

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"Una onza de prevención vale más que una libra de curación" - Benjamin Franklin.

Para las personas mayores, una caída es un suceso involuntario en el que pierden el equilibrio y caen al suelo o a una superficie inferior. A menudo esto puede provocar lesiones u otros resultados adversos. Esto puede provocar lesiones mortales y no mortales en todos los grupos de edad, especialmente en ancianos y niños.

Experimentar resbalones y caídas es una parte natural del ser humano, pero comprender las causas clave de las caídas es primordial. En el caso de las personas mayores, estos factores incluyen desequilibrio, mareo, problemas visuales o auditivos, artritis, ictus, hipotensión postural, dolor en los pies y cataratas. Antes de adentrarnos en el tema de las caídas entre las personas mayores y las formas de prevenirlas, exploremos primero los conceptos subyacentes y los factores que contribuyen a este problema.

Caídas en la tercera edad

A medida que las personas envejecen, su cuerpo experimenta varios cambios que las hacen más susceptibles a enfermedades, accidentes y caídas.

Según la OMS, las caídas son la segunda causa de muerte por lesiones no intencionadas en todo el mundo, después de los accidentes de tráfico. Algunas de las lesiones que pueden sufrir las personas mayores como consecuencia de una caída son traumatismos craneoencefálicos, fracturas, laceraciones, hematomas y luxaciones articulares.

No obstante, la aplicación de ciertas medidas de seguridad y acciones proactivas puede mitigar o eliminar significativamente el riesgo potencial de caídas, especialmente en el hogar. Cuando se ponen en práctica y se respetan, pueden reducir la posibilidad de que un adulto mayor sea víctima de una caída, evitándole así lo que a veces puede ser un largo y arduo camino de curación.

He aquí nueve consejos fundamentales que, cuando se aplican, evitan que los adultos mayores se caigan y sufran lesiones.

1. Evaluación y modificación del hogar

No hay nada comparable a la comodidad del propio hogar. Muchas personas prefieren permanecer en sus hogares a medida que envejecen, donde residen la familiaridad, el amor y los recuerdos.

La evaluación y modificación del hogar significa observar, evaluar y adaptar una vivienda para eliminar obstáculos y conseguir unas condiciones de vida mejores y más seguras.

En el caso de los adultos mayores, cuyos cuerpos han sufrido cambios que los hacen más susceptibles a lesiones e incidentes, es esencial proteger su hogar para evitar lesiones o daños.

En primer lugar, es importante tener en cuenta las necesidades de la persona. Esto puede implicar la instalación de iluminación mejorada en las zonas que lo necesiten o la eliminación de cualquier tipo de desorden para crear un entorno más seguro. Introducir soportes como pasamanos, barras de apoyo y bandas antideslizantes donde sea necesario puede mejorar aún más la seguridad y la movilidad dentro del hogar. Tenga en cuenta que estas medidas deben adaptarse siempre a las necesidades específicas del paciente para garantizar su comodidad y bienestar.

2. Ejercicio regular

Es fundamental comprender que las caídas pueden tener graves consecuencias para la salud física de las personas mayores. Esto se debe a los cambios que experimentan sus cuerpos a medida que envejecen.

Con la edad, el organismo se debilita y se vuelve vulnerable a problemas como la falta de fuerza muscular, la artritis, los problemas de visión, la enfermedad de Parkinson e incluso la demencia. Así pues, aunque los ejercicios regulares centrados en la fuerza muscular y el equilibrio no eviten por completo las caídas, pueden reducir significativamente los riesgos al mejorar la fuerza, la forma física, la agilidad y la resistencia.

Ejercicios como los ejemplos siguientes pueden ayudar a mejorar la coordinación:

  • Caminar de talón a punta
  • De pie sobre una pierna
  • Tai Chi
  • Posturas y estiramientos de yoga,
  • Trabaja la fuerza, el equilibrio, la resistencia y la flexibilidad.

Con este tipo de ejercicios, el índice de caídas puede reducirse en un 23%.

3. Gestión de la medicación

Los adultos mayores suelen estar entre los consumidores más frecuentes de medicamentos, lo que refleja los cambios en su organismo por el envejecimiento, como el aumento de la grasa corporal y la disminución de las funciones renal y hepática.

En algunos casos, los pacientes pueden reaccionar de forma diferente a estos medicamentos. Estas reacciones o efectos secundarios pueden provocar una alta probabilidad de caídas y la aparición de lesiones, fracturas y una reducción general de la calidad de vida.

Algunos de estos efectos secundarios pueden ser visión doble, náuseas, confusión, hipertensión, mareos, debilidad, delirio, incoordinación motora e hipotensión.

Es fundamental recordar que, antes de administrar cualquier medicamento al paciente, hay que comprobar la información relativa a los posibles efectos secundarios que figura en el envase o en Internet. Asegúrese de que todos los medicamentos que toma el paciente, especialmente los de venta libre, son revisados por un profesional sanitario para garantizar que no tienen efectos adversos para el paciente.

Además, los profesionales sanitarios deben vigilar a los adultos mayores durante el periodo de medicación para identificar con prontitud cualquier efecto secundario, lo que permitirá a los médicos prestar atención inmediata en caso necesario.

4. Revisiones visuales y auditivas

Con la edad, tanto los ojos como los oídos experimentan cambios. La visión de los adultos mayores tiende a volverse borrosa y a perder precisión con el tiempo, sobre todo en circunstancias de bajo contraste. La capacidad de los ojos para ajustarse rápidamente a los niveles de iluminación también puede ralentizarse con la edad. Esto hace que a los pacientes mayores les resulte difícil percibir su entorno cuando pasan del exterior al interior de su casa en un día soleado. Mantener y controlar eficazmente los niveles de iluminación en el hogar es esencial para minimizar la posibilidad de caídas entre las personas mayores.

Otra forma de prevenir las caídas es realizar pruebas oftalmológicas periódicas a las personas mayores para diagnosticar enfermedades como la degeneración macular, las cataratas y el glaucoma. Los posibles tratamientos pueden ayudar a los mayores a llevar una mejor calidad de vida.

Además, los pacientes deben someterse a revisiones auditivas anuales y recibir tratamiento si se detectan signos de pérdida de audición. Entre los signos de pérdida de audición se incluyen la dificultad para comprender el habla, pedir con frecuencia a los demás que repitan lo que dicen, subir el volumen de los dispositivos electrónicos, retraerse de las situaciones sociales y tener dificultades para oír sonidos agudos.

Tenga la seguridad de que existen medidas correctoras, como gafas y audífonos prescritos. Para que los aparatos funcionen lo mejor posible, es importante mantenerlos limpios periódicamente.

5. Calzado

El calzado reduce enormemente el riesgo de caídas. Es prioritario encontrar zapatos con suelas firmes y antideslizantes y con soporte para el arco plantar que se centren en el equilibrio y la fuerza de las articulaciones. Un buen calzado puede alterar la respuesta somatosensorial al tobillo y al pie, así como aumentar la fricción de la suela.

La falta de calzado adecuado puede provocar problemas como fascitis plantar, tendinitis de Aquiles, juanetes, fracturas y dedos en martillo. Debe evitarse el calzado con tacones, correas inadecuadas y suelas lisas para prevenir el riesgo de caídas. Para prevenir aún más el riesgo de caídas, los mayores no deben andar descalzos ni con calcetines dentro de casa. También deben evitar llevar zapatos de tacón alto dentro o fuera de casa.

Más de 36 millones de adultos mayores sufren caídas al año, por lo que deben aplicarse y priorizarse normas de precaución adecuadas para evitar resbalones y caídas. 

El dolor de pies y enfermedades como la artritis, la gota, la enfermedad de Raynaud, la diabetes y la enfermedad de Freiberg pueden causar molestias y dificultad para caminar. Deben realizarse periódicamente exámenes médicos adecuados para asegurarse de que no existen enfermedades dolorosas subyacentes.

6. Dispositivos de asistencia

Los dispositivos de ayuda facilitan la vida de los mayores. Dado que las necesidades de cada adulto son distintas, un fisioterapeuta o terapeuta ocupacional debe examinar al paciente para determinar el dispositivo de asistencia más adecuado para la persona mayor. En la tabla siguiente se explican detalladamente los distintos tipos de dispositivos de asistencia:

TiposDescripción
1CañasHay bastones de diferentes formas. Algunos tienen empuñaduras que se adaptan perfectamente a las manos, mientras que otros tienen empuñaduras de espuma.
2CaminantesLos andadores se diferencian de los bastones en que utilizan ruedas para asegurar el equilibrio y la estabilidad. Ofrecen la flexibilidad de añadir accesorios como cestas, bolsas, bandejas e incluso asientos para un uso más cómodo. Los andadores vienen en configuraciones de dos o cuatro ruedas, y algunos presentan puntas comunes que no pueden rodar. Es esencial elegir el que mejor se adapte a las necesidades y preferencias del adulto mayor.
3ReachersEl alcanzador ayuda a las personas mayores a coger algo sin subirse a una plataforma. Puede utilizarse para levantar algo del suelo.

7. Tecnología de detección de caídas

Es aconsejable invertir en tecnología adecuada que alerte a los cuidadores y permita a los pacientes mayores sentirse seguros en su propia casa. Los dispositivos digitales han avanzado mucho y son capaces de detectar caídas, lo que permite a las personas mayores envejecer en casa con tranquilidad.

Estos sistemas wearables de vigilancia y alarma pueden disuadir, detectar y avisar a los cuidadores de las caídas. Algunos dispositivos incluso proporcionan asistencia reactiva, limitando las complicaciones que podrían producirse si el adulto mayor permaneciera en el suelo durante un periodo prolongado antes de recibir ayuda.

Estas tecnologías de detección se construyen con sensores que recogen datos sobre los distintos estados psicológicos del adulto mayor, como la frecuencia respiratoria y cardíaca, la temperatura, la tensión arterial y la glucemia. También pueden recoger datos sobre movimientos (magnetómetros), geolocalización, vídeo y mediciones de audio del paciente.

Con estos datos, se puede controlar el estado general de salud y bienestar del paciente, lo que facilita la prestación de asistencia inmediata a un ser querido.

Estos dispositivos se han diseñado para llevarlos sin problemas, minimizando los estorbos y maximizando la comodidad para el usuario. Algunos sensores de detección pueden llevarse de forma tan sutil como un colgante, una cámara sujeta a la ropa o un reloj. Otros pueden aplicarse en el entorno doméstico, captando sonidos y señales visuales con cámaras y micrófonos de apoyo.

8. Manténgase hidratado y nutrido

El agua desempeña un papel crucial para el bienestar general y funciones como el bombeo del corazón y la lubricación de las articulaciones.

Los peligros de la deshidratación pueden producirse cuando no hay suficientes líquidos en el organismo de una persona, lo que conduce a problemas de salud como complicaciones por coágulos de sangre, insolación, insuficiencia renal e infecciones del tracto urinario. Entre los signos más comunes de deshidratación a los que hay que prestar atención se encuentran la irritabilidad, la sequedad de boca, la orina oscura, los mareos, la debilidad y los calambres musculares.

Es más fácil que los adultos mayores y sus seres queridos se deshidraten rápidamente porque su sentido de la sed y el apetito disminuyen con la edad. También experimentan cambios en su composición corporal, lo que se traduce en una falta de líquidos.

Los síntomas de deshidratación, como el mareo y el cansancio, pueden hacer que un adulto mayor se caiga y sufra lesiones, por lo que se debe consumir agua y alimentos saludables (incluidos alimentos que contengan vitamina D si existe una deficiencia) durante todo el día.

Un médico debe revisar el historial médico del adulto mayor para determinar la cantidad adecuada de agua que debe tomar diariamente, aunque es una buena regla general hidratarse con 50-75 onzas de agua. Otras formas de mantenerse hidratado, aparte de beber agua, son reducir el consumo de alcohol y comer alimentos con alto contenido en agua, como pepinos, lechuga, fresas y sandía.

9. Apoyo y revisiones periódicas

Es importante reconocer que todas las personas requieren algún nivel de atención y apoyo. Las caídas pueden producirse inesperadamente en cualquier momento. Es esencial evaluar y modificar periódicamente el entorno doméstico para mitigar los riesgos y garantizar la seguridad. Crear un hogar seguro para un ser querido puede llevar mucho tiempo y suponer un reto, y a menudo requiere un esfuerzo de colaboración en equipo.

Por eso los cuidadores desempeñan un papel crucial en la atención al paciente. Son capaces de garantizar que el entorno doméstico del anciano esté libre de riesgos de caídas y de niveles de iluminación deficientes con dispositivos de asistencia aplicados, como pasamanos, asideros y barras de sujeción. Los cuidadores también pueden escuchar o ayudar cuando acuden a las visitas de control. Esto puede ayudar a la persona mayor a sentirse vista, escuchada, relajada, apoyada y cuidada.

Se realizan revisiones periódicas para garantizar que los adultos mayores hagan ejercicio con regularidad, tomen los medicamentos con sensatez, coman sano, lleven calzado adecuado y beban suficiente agua. Los cuidadores también pueden informar a familiares y amigos sobre los cuidados necesarios para garantizar la seguridad de sus seres queridos. Por ello, es importante proporcionar información de contacto a los familiares y amigos en caso de emergencia o para obtener el apoyo emocional necesario.

Conclusión

En conclusión, las caídas entre los adultos mayores se derivan de diversos factores de riesgo menores que se acumulan con el tiempo, pero estos riesgos pueden reducirse significativamente con medidas proactivas. A pesar del miedo inherente a las caídas, que conduce a la inactividad, los cuidadores pueden dotar a los mayores de una sensación de seguridad e independencia aplicando nueve estrategias clave que abordan los riesgos de caídas, los problemas de salud y la seguridad en el hogar. Los avances tecnológicos, como las alarmas sensoriales de detección de caídas, mejoran aún más las medidas de seguridad mediante el seguimiento y el análisis de los movimientos y las condiciones de salud para prevenir o ayudar en los incidentes de caídas.

En última instancia, el cuidado de los pacientes es un esfuerzo de colaboración en el que participan varias personas cercanas a los mayores, como la familia, los amigos y los profesionales sanitarios. Si adoptamos estos nueve consejos para la prevención de caídas, no sólo protegeremos el bienestar de los mayores, sino que también fomentaremos una red de apoyo que promueva su independencia y seguridad continuas. Juntos, podemos marcar una diferencia significativa en las vidas de nuestros seres queridos mayores, inspirando una mayor exploración de la atención integral proporcionada por nuestro negocio de atención domiciliaria.